Vuelven los piojos : guía para madres y padres primerizos


¿A cuántos niños afecta?

A muchos. La experiencia demuestra que lo normal es que tu hijo tenga piojos en algún momento del curso escolar. Lo anormal es que no los tenga. La Asociación Española de Pediatría calcula que la prevalencia puede ser entre el 1 y el 3 % de la población general de los países industrializados pero superior al 25% en los colegios.


¿Cómo puedo evitar que mi hijo tenga piojos?

Los piojos están entre nosotros desde hace varios miles de años, algo que se sabe porque han sido hallados restos de parásitos en algunas momias egipcias. Estuvieron, están y estarán entre nosotros. Dado que no son peligrosos, la ciencia no invierte dinero en la fórmula mágica que acabe con ellos. En las farmacias hay pesticidas y siliconas para tratar la infestación. Pero nada que los extermine del mundo. Solo hay una manera de hacerlo: que todas las familias, absolutamente todas, repasen la cabeza de sus hijos con una lindera profesional (la que tiene las púas largas, no las que vienen en los ‘kits’) una vez a la semana. Debería ser un rito de higiene más, como lavarse las manos. Pero semejante constancia es harto improbable. Conclusión: hay y seguirá habiendo piojos.


¿Cómo los detecto?

Si tu hijo se rasca mucho la cabeza, puedes comenzar a sospechar. Coge un buen flexo, ponle la luz en la cabeza, coge la liendrera buena (cuesta alrededor de 20 euros), divide el pelo en franjas y empieza a repasar desde el cuero cabelludo a las puntas. Con cada mechón, limpia la liendrera con un papel blanco. Es la mejor manera de ver si has cazado piojo vivo (tiene patitas y se mueve) o liendre (huevo estático). Si ves cualquiera de las dos cosas, pon en marcha el tratamiento.

¿Cómo distingo el piojo de la liendre?

Un piojo masculino mide entre 2,1 mm y 2,6 mm y uno femenino, entre 2,4 mm y 3,3 mm. La liendre mide 0,8 mm y es el huevo que pone el piojo femenino adulto (pone unos 7 o 10 al día). Los adhiere al pelo con una sustancia insoluble al agua y similar al pegamento. Los huevos vivos (con embrión) tienen un color gris gelatinoso y están situados cerca del cuero cabelludo (a 3 o 4 mm) porque el calorcito ayuda en la incubación. Son muy difíciles de ver. Exige una luz potente sobre la cabeza y mucha paciencia. Se distinguen porque tienen una especie de rabito mínimo, como una espina diminuta. Son tan pequeños que la liendrera, a veces, no los quita. Cuando los veas, lo mejor es coger unas pinzas pequeñas y retirarlos. Fuera del cabello, la liendre no vive. Si lo que ves en la cabeza de tu hijo son ‘cositas blancas’, tipo caspa, eso es una liendre que ya ha eclosionado. Es, digamos, la envoltura del huevo. El piojo ya ha nacido y campa a sus anchas. Las liendres con huevo eclosionan a los 7 días más o menos. De cada huevecito nace un piojo bebé, llamados ninfas. En unos días se convertirán en adultos y, en el caso de las hembras, volverán a poner liendres. El día de la marmota, vamos.

¿Merece la pena ir a un centro profesional?

Si te quedas más tranquila, hazlo. En algunos de ellos, el tratamiento consiste no en insecticidas sino en aire caliente que deshidrata al piojo ., o mediante un sistema de aspiración y manualmente mechón a mechón .¿Los erradica? Sí, pero por más métodos profesionales que se usen, quitar piojos o liendres no es una ciencia exacta.. . Paciencia. Y humor. Y, sobre todo, avisa en el chat del cole.

NO MAS PIOJILLOS